martes, 31 de mayo de 2011

los poemas viejos...escritos en la Habana..

Hoy, cuando ya casi me voy,

vuelvo a mirar esta ciudad misteriosa y en ruinas

y mágica.

Sin esconder mi rostro entre multitudes,

miro desde un lado,

desde adentro,

en el corazón que late ruidoso y lleno de polvo,

en ese aire de mar y de esperas.

El mañana

(y quizás no el segundo más próximo)

Pero el mañana real,

incierto,

seguirá teniendo tu nombre:

Habana…


Una vez tras otra me escurro en el abrazo.

Voy cayendo, líquida, húmeda, frágil sobre la sombra del árbol que esconde mis secretos

-de infancia nítida y presente-

sobre mi nube febril del susurro que es el latido de mi pájaro.

Todos tenemos un pájaro dentro.

Tengo plumas tornasoladas…

Soy el pájaro que va extendiendo su abrazo por los cielos…



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Una palabra es una bomba de tiempo,

diez minutos de llovizna…

Me detengo a preguntar que pasará con el mañana,

pero sigue siendo incierto,

insondable,

-nuevo término donde ahogo mis ansias-

Escribo en sepia tono de fotos antiguas,

color de mi huida,

la escapada,

el escape,

escapar/se/me…

Todo el tiempo que pueda del tiempo de bombas que es la palabra Adiós.





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Disparates

Hoja llena de letras y vacía. Hoja en blanco. Primera parte.

Luciérnagas violáceas.

El discontinuo andar suprimió la permanencia.

Indulgente atardecer que desapareció vertiginosamente. Ojos que ostentaron sabiduría y en esa otra música se descompusieron sin remedio. Lágrimas que llegaron después desdeñando la tristeza. Absurdo inconcebible es el de no oír. Un sonido momentáneo. Todo lo demás es el silencio. Grandiosa música el silencio, además cuando puede llegar, es capaz de ensordecerte. Así oirás más, prometió aquella tarde. Un día otro es mi invierno. Flor que recurre al simulacro. Ya no te quedan pétalos para reír. Quebró secamente el rostro. Flauta. El cuerpo fue sacrificado. Buen trabajo.

La obra le sació los sentidos. Harto sabor a hierbas. Gesticuló al unísono la inexperiencia y dibujó otra geografía. Trituró el infame parlamento. Ahora fue un actor y cerró el paréntesis. Primer dictamen: El abandono de la materia será perdonado. Hoy hubo que inmiscuirse en los asuntos del otro. La pólvora no causó daños mayores. Le había precedido rudamente un grito. Ahora termino y dejo al descubierto las mismas mentiras. Huyo. Escabullirse, solo eso,

Buenas noches…


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Del ensueño sutil a la desmemoria hay solo un paso, minúsculo, breve. Pare resarcir los daños causados una píldora cuadrada que proporciona una paz artificial.

Curados de espanto por el espanto causado.

Las hojas siguen cayendo en otoño. Solo que nosotros carecemos de un otoño verdadero, nos agarramos a la idea del otoño, al anhelo de ese otoño inexistente para no retener la sensación de que algo nos falta, de que algo nos sobra. Claro, hay cuestiones más importantes, problemas de primer orden. Por este medio quiero comunicar, sin embargo, que quedan postergados. Lamento no contar con argumentos determinantes en esta situación. Pido disculpas. La puesta de sol se extiende hasta el mediodía, pero al menos un viento leve mueve las hojas, hojas verdes, todavía y para siempre prendidas de las ramas de los árboles